Señoras y señores, queridos amigos, buena gente.
Estos últimos días, especialmente después de los dos encuentros disputados en la Romareda y en Oviedo, los mensajes propuestos por los miembros de la plantilla que van a continuar o los que pueden seguir, si se consigue otra cesión, van enfocados hacia la próxima temporada. Exactamente igual que el entrenador que parece algo más directo e incluso irónico que hace algunas jornadas.
Desde abril el equipo se encuentra en zona de nadie pero sin peligro inminente ni exagerado a la virtual posibilidad de un descenso. Todos ellos alaban el proyecto interesante de la próxima temporada y están convencidos que estarán preparados para llegar a los play off, aunque se desconozca el límite salarial o el dinero que deberán gastarse en desprenderse de futbolistas que no interesan o que tienen el contrato en vigor o la posibilidad de negociar su salida.
Pagar el abono directamente en el club, antes del 31 de mayo, sin conocer las opciones económicas y deportivas para evitarse el aumento de esta temporada, lo primero que te lleva a pensar es en que no hay liquidez para la construcción de la nueva plantilla. Que se destinará lo que se consiga a pagar lo que todavía está en danza del concurso de acreedores, que no será suficiente, y que deberá ampliarse con un traspaso.
Sanllehí permanece en paradero desconocido, Cordero está en las cocinas del club negociando con las cajas A y B, mientras que Escribá habla de que tenemos que mirar ya al próximo proyecto, que será interesante pero que deben trabajar hasta el final para terminar con satisfacción la temporada.
No sé si se trata de un mensaje para el director deportivo, el director general o quien ostente el poder directo en el Real Zaragoza. Pero está claro que, «sin fichajes no hay paraíso» y que éstos deberán ser de futbolistas conocedores de la categoría y con deseos de ascender y no de veteranos que busquen su cementerio de elefantes o de jóvenes promesas de otros clubes para que se hagan futbolistas en el conjunto aragonés.