Señoras y señores, queridos amigos, buena gente.
Como dijo hace dos mil años Julio César al pasar el Rubicón, «la suerte está echada». En latín, «alea iacta est». Por muy poderoso que fuera, el futuro dictador de Roma se detuvo un instante ante el río atormentado por las dudas: cruzarlo significaba cometer una ilegalidad, convertirse en criminal, enemigo de la República e iniciar la guerra civil.
Nada tiene que ver con este acontecimiento histórico del que fuera general, amante de Cleopatra y asesinado por su hijo Bruto en los idus de marzo, con empezar la Liga en Segunda División. Pero si lo cogemos por los pelos nos puede servir para un equipo campeón de la Recopa de Europa, de la Copa de Ferias, de la Supercopa de España y seis veces de la Copa del Rey. Porque el sábado comienza su undécima participación consecutiva en la segunda competición española, algo que no ha pasado en los más de noventa años de historia del club.
El último recuerdo lo tenemos del partido en Tarragona y no es positivo por la derrota y el juego blanquillo. Aunque, es verdad, que el partido en la Romareda ante el Millonarios fue un espectáculo y se perdió por los aciertos del guardameta colombiano. En ninguno de los casos el marcador tuvo validez para comenzar con puntos la competición y así de ingrata es la serie de partidos amistosos del verano.
Faltan dos extremos y un central según el propio Juan Carlos Cordero que ha resuelto con nota las entradas y salidas. El sobresaliente se lo llevará cuando se quite de encima al pícaro de Igbekeme, al que le gustan los euros sin ofrecer ningún rendimiento más que comer con los dedos.
Lo he dicho ya varias veces, Fran Escribá tiene la posibilidad de crear un estilo con varias alternativas porque tiene mejor plantilla que la temporada pasada y la anterior, el apoyo de la afición y el dinero de los inversores con una Romareda cada vez más cerca de la reconstrucción.