Señoras y señores, queridos amigos, buena gente.
Faltan tres partidos para alcanzar la pausa navideña con la necesidad de mantener la imagen del pasado sábado en la Romareda y con la idea de conseguir el mismo resultado para avanzar en la clasificación. Luego llegarán las salidas de algunos futbolistas y la llegada de otros del mercado de invierno para intentar completar el equipo en posiciones fundamentales para sumarse a los luchadores por la sexta plaza.
Antes se produce el desplazamiento a Barcelona a un estadio donde la llegada de Ramis se esperaba con ilusión pero que no termina de construir un conjunto que gane todavía los partidos suficientes como para asegurarse la segunda plaza. Pesa mucho la segunda división por el cambio de fútbol desarrollado, por el enfado del público y por la urgencia del ascenso.
Julio Velázquez es feliz por haber llegado a Zaragoza, por conseguir un merecido triunfo ante el líder y por enfrentarse a un club de élite y con historia en el balompié español. Y contará con más de mil seguidores zaragocistas que han estado a las duras y a las maduras viajando desde el comienzo de la temporada con su club y que aún esperan que la dirección general del Real Zaragoza les adjudique mayores facilidades para los desplazamientos.
Ahora se habla más de la Romareda con los veinte millones asignados por el Gobierno de Aragón a la sociedad mixta que acercan cada vez más a la construcción de la nueva Romareda y que sirve de estímulo en días con escasa información y de control por parte de gente local que aún está dentro y que prefiere escribir la historia a su manera en contacto directo con Madrid.
Estos días he querido descansar de los debates de Minuto 32 porque todos necesitamos una pausa, tomar aliento para lo que va a tocar luchar desde todos los frentes en un 2024 que va a ser difícil. Estamos entre dos guerras y las que se siguen alimentando en África con escasa repercusión en el resto del primer mundo. En un continente donde se aconseja felicitar las fiestas en vez de la Navidad para no herir los sentimientos de otras comunidades que han llegado a Europa y cuyo presidente de turno, Pedro Sánchez, ya viene desde hace tiempo practicando en España.
A mí no me ha gustado nunca la Navidad porque no soy practicante y me cansan las misas, los belenes y las cenas familiares. Pero entiendo que las costumbres deben seguir su rumbo, excepto que signifiquen maltratar o matar por tu religión a personas de otro sexo o de diferente orientación sexual o de credo, opinión política o tendencia filosófica. Y si no mantenemos nuestro vínculo del pasado adecuado al momento que vivimos perderemos nuestro futuro. De la misma forma que está al caer la fractura de un símbolo tan importante como la Constitución utilizándola como víctima para aquellos que siempre han deseado destrozarla y mamar de la ubre de España para inventar estados a través de huidos, condenados y futuros amnistiados para mayor goce de los que detentan el poder.