Señoras y señores, queridos amigos, buena gente.
Con las cosas que están pasando y nosotros deprimidos por el Real Zaragoza y con vista puesta en el adiós sacerdotal de Montes Torrecilla. Como ya sabrán un cohete chino de cien toneladas ha caído en el oceáno Pacífico pero en su trayectoria estaba Zaragoza. Imagínense si se nos hubiera precipitado encima y es un asunto que se ha tratado de pasada en los medios de comunicación.
El caso es que se acude a Mendizorroza sin excesiva convicción. Todos estamos al tanto de la falta de gol del Real Zaragoza, del continuo cambio de sistemas y de los problemas defensivos que tiene el equipo.
El mareo de las semanas de tres partidos hace que se junte una jornada con la siguiente, que nos enfademos más que otra cosa y que entremos en esa especie de letargo, en absoluto positivo, para una afición leal pero exigente. Ya se retiran jugadores que estuvieron en la última época zaragocista, en la de Agapito Iglesias, o recordamos goles que marcaron un tiempo en la historia que cada vez se hace más distante con los mejores momentos del club.
Los Ponzio, Milito, Gabi, Postiga, Cani y demás, ya fuera del terreno de juego, están a mitad de camino de la Recopa cuyos futbolistas son casi sexagenarios. A este paso dejarán el balompié Borja Bastón y Borja Iglesias sin que haya pasado nada excepto que se cambie de nombre a la Liga o se descienda a categoría Federación.
Seguramente esté cansado, sin sensaciones positivas y con deseos de que esto acaba de una vez. Ya lo siento.
Veremos qué pasa esta tarde en Mendizorroza donde en Segunda División jamás ha ganado el Real Zaragoza.