Señoras y señores, queridos amigos, buena gente.
La plantilla del Real Zaragoza sigue cubriendo sus objetivos, trabaja en sus posibilidades tácticas y va manejando con mayor o menor éxito los lanzamientos a balón parado.
Se observan destellos de algunos futbolistas, los fichados en las últimas semanas y los que han vuelto con ganas de quedarse, y se van provocando ocasiones de gol aunque sean con adversarios dos categorías menos en la clasificación.
Pasado mañana hay otro partido, en Pinilla, con otro adversario habitual en estos meses de julio y agosto. Más minutos, atando cabos, a la espera de la mejoría de algunos futbolistas con molestias, especialmente Cristian Álvarez, y la llegada del imprescindible.
Cada dos días nos desayunamos con diferentes nombres, cedidos del Atlético de Madrid, exjugadores del Tenerife, miembros de otras ligas también cercanos a clubes españoles…
El mercado de los intermediarios, agentes, directivos de clubes y empresas subsidiarias es absolutamente insondable. Y no hay que ser un premio Nobel para saber que las últimas pujas estarán muy cerca del cierre del mercado de agosto.
Torrecilla va de un lado a otro como un dominguillo, acompañado de su hermano y de sus amigos para llamar a la lista que ha completado Sanllehí. Llamando de parte de un consejero o de otro, recordando favores y demás opciones de presión telefónica. Y mientras tanto, Cuartero dando vueltas por la casa y esperando al supuesto 31 de agosto para, al parecer, marcharse. Que es lo último que me han dicho. Y el asunto de La Romareda, otra vez con las históricas disensiones entre el PSOE y el PP, con un mundial en juego.
Entre el calor que hace y este tipo de sensaciones uno lo que desea es meterse de cabeza en la ducha y dejar pasar el tiempo.