Señoras y señores, queridos amigos, buena gente.
Se ha ido sin despedirse, como él quería, recordándole el púbico en activo con el cariño y el respeto de toda una vida ante los micrófonos y mucho tiempo frente a las cámaras. Recuerdo a Pepe Domingo Castaño los mediodías de los domingos en la década de los setenta del siglo pasado presentando en la SER «El Gran Musical» en onda media, antes de la llegada de Los Cuarenta Principales en frecuencia modulada. Y después, verle cada semana en 300 millones, un espacio musical representativo de Iberoamérica. Ahora somos cuatrocientos noventa y un millones. Fue marido de María Luisa Seco, presentadora de programas infantiles de Televisión Española, que falleció en 1988 y que yo veía en Antena Infantil diez años antes.
Pepe Domingo llegó a Carrusel Deportivo precisamente ese año, cuando en 1984 había relevado a mi padre de los deportes en la SER al dejar la cadena. Tuve la gran fortuna de sustituirle años antes en varias ocasiones por enfermedad o viajes internacionales y coincidir con el Gran Vicente Marco y desde 1982 con José Joaquín Brotóns. Después presentaron Ramón Gabilondo, Joaquín Durán, Antonio Martín Valbuena y Paco González.
Con él llegó la intensidad de su forma de expresar la publicidad, dar paso a las rondas informativas y hasta cantar. Siempre desprendiendo una cordial alegría a quienes estábamos en las viejas cabinas de los estadios de hace cuarenta años.
Antes estuvieron otros grandes en la animación en antena como Juan de Toro, Joaquín Prat y Andrés Caparrós con los que trabajé en los maravillosos carruseles que eran la vida de millones de personas las tardes de los domingos
Ayer nada más conocer su muerte subí a twitter un enlace con un gol de Esnáider en 1994 cantado en Carrusel con la entrada y despedida de Pepe Domingo Castaño. Cada vez que lo he escuchado se me ha encogido el alma. Y cuando la encontré, la entrevista que mantuve con él en Tiempo Extra hace un año y medio con motivo de la presentación de su libro «Hasta que se acaben mis palabras» que tengo en el estudio y museo de la radio de mi casa.
Hay una frase que dijo que entonces valoré como un sentimiento suyo y que ahora hago mío: «lo peor es que ya no tengo ninguna ilusión y así es difícil continuar». Ahora Pepe Domingo ya es historia y tuvo la fortuna de ser conocido y reconocido, premiado y querido, como también será recordado siempre.
Pero siento que no haya llegado a darme la clave de continuar cuando ya crees que lo has hecho todo.