Señoras y señores, queridos amigos, buena gente.
Que se hayan superado los veintiséis mil abonados el último día de julio es una gratificante noticia para la afición del Real Zaragoza. Con tormentas, calor, viento, la repetición de participar otra vez en Segunda División, y ya son once temporadas, se respira un ambiente colectivo favorable para luchar por estar lo más arriba posible.
La entrada de más de veinte millones de euros para la quita de los acreedores, la aparente calma que se respira tras la conseguida luz verde judicial para la construcción de la Romareda, que se hayan conseguido fichajes con futbolistas en propiedad y el nivel de ejecución de Juan Carlos Cordero, han liberado de nubes el cielo zaragocista.
También el rendimiento ofrecido por la cantera durante la pretemporada, que haya gol en la segunda linea, que se disponga de un banquillo con elementos tan buenos o mejores como los supuestamente titulares, crean una confianza colectiva.
Faltan por salir dos o tres elementos de la plantilla, conseguir un par extremos que rompan por las bandas y seguramente un tercer delantero o un central, pero sabemos que el mercado de verano aún tardará en finalizar y habrá que esperar a oportunidades de última hora.
Llega el momento de Fran Escribá que ha tenido la ocasión de trabajar sin tener el foco encima de su labor, sin la obligación de ser el portavoz del Real Zaragoza y que sabe del interés de la propiedad para engrandecer el club. Conoce el ambiente, la grada, sabe cuál es su objetivo y se siente apoyado en su cometido.
El fútbol es como la vida misma pero generalmente, cuando se hacen bien las cosas, suelen salir bien. Tengamos paciencia, conocemos lo difícil que es transitar por Segunda División pero que todos y cada uno de los partidos tiene la máxima importancia. Pronto empezará la marcha palillera.