Debemos tener en cuenta que la forma de dirigir una franquicia no es lo mismo que una sociedad anónima deportiva. Las franquicias buscan, además de ganar un título, obtener un beneficio como empresa para sus propietarios, ya que el concepto de accionistas en Estados Unidos no existe, de la misma manera que no hay ascensos ni descensos.
Prima el espectáculo, las ventas de productos deportivos, la alimentación a través de restaurantes o puestos de comida cercanos al estadio, la ocupación del graderío y todo tipo de negocios posibles con la pasión de los seguidores, además de los traspasos. Hacer famosos a jóvenes producto de sus filiales o socios deportivos, como es el caso de Simeone.
Quienes han llegado al Real Zaragoza son profesionales en este tipo de actividades y desean meter la cabeza en Europa ya que, en España, la Liga de Fútbol Profesional tiene todo cerrado de tal manera que son los únicos intermediarios.
Los hasta ahora dirigentes llegaron por romanticismo, presiones, intento de negocio y capacidad de unir el fútbol con la comunicación, cerrar el interior al público y mantener a raya a los periodistas para actuar como único punto de referencia a través de sus comunicados, entrevistas y declaraciones. Han sido unos aficionados y aunque alguno le haya sacado el beneficio al club, algo totalmente razonable, ha sido pan para hoy y hambre para mañana. Por eso han vendido.
Supongo que los nuevos dueños intentarán llevar el club como una franquicia en su funcionamiento interno y que el objetivo del ascenso, la construcción del estadio y la venta de productos de todo tipo con la marca Real Zaragoza serán sus prioridades. De todas formas no conviene olvidar que España no funciona como los Estados Unidos y que la afición del Real Zaragoza no es la del Inter de Miami. Por eso, la comunicación con la gente, no llenar la red de imágenes y entrevistas, es tan importante para su credibilidad