Señoras y señores, queridos amigos, buena gente.
Me han parecido interesantes las palabras de Fran Escribá sobre el ambiente del partido de mañana en la Romareda después de la eliminación de la Copa del Rey y la forma de perder ante el Diocesano. “A nivel personal –decía Escribá- estoy muy ilusionado por debutar en la Romareda. El partido o los resultados marcarán la actitud de la grada porque es una afición intensa y leal. La mejor forma de pedir perdón es demostrar a la gente que queremos ganar el partido desde el primer minuto.”
Solamente la exigencia, como dice el entrenador, la implicación, luchar hasta el final hará que regrese la confianza zaragocista en el equipo. Y con ella el estímulo para sacar todavía lo que quizás no hayan tenido hasta ahora: un norte, un punto de referencia y la credibilidad de quien decide quiénes juegan y cómo se juega.
Lógicamente hasta que no se haga pública la formación titular no sabremos quién será el guardameta ni tampoco el resto de los elegidos. Escribá ha dicho también que “no soy de dar pistas de cara a la lineación. Algún cambio habrá porque elijo a los mejores jugadores para cada partido. No voy a decir si va a jugar Ratón o Rebollo pero ambos han trabajado mucho y estoy tranquilo en ese sentido.”
Con respecto a Iván Azón prefiere esperar una semana más porque no se ha entrenado con el resto de la plantilla y sufre todavía molestias musculares. Sería negativo que se apresurase su regreso si tenemos en cuenta, decía Escribá, lo complejo de este tipo de lesiones.
El entrenador valenciano quiere ganar, es hombre del agente y representante Manuel García Quilón que también llevó la representación del Gabi Fernández que suena para complementar el área deportiva y mantiene una intensa amistad con Gil Marín desde hace años. Cada uno que saque sus propias consecuencias. Pero, de momento, la único que le valdrá al Real Zaragoza es ganar mañana en la Romareda.