Señoras y señores, queridos amigos, buena gente.
No se han producido reacciones como en otras temporadas al encuentro de rivalidad interprovincial en el partido Real Zaragoza – SD Huesca. Posiblemente porque ganaron los blanquillos que están un puesto por debajo de los oscenses y porque el marcador fue el más amplio de la temporada para el conjunto de Escribá.
Que confió en Rebollo como guardameta, colocó a Francés y Jair Amador en el centro de la defensa y a Zapater con un renovado Franco como responsables del motor zaragocista, además de la inclusión de Vada, la vuelta de Mollejo y la revolución de Giuliano que esta vez fue más productiva.
Dos días después, sin mayores sobresaltos en los medios afines a la propiedad encabezada por Jorge Mas, que acudió con sus consejeros a la Romareda, parece como si hubiera sido un partido de trámite. Ese filtro para igualar en la historia al Huesca y medir los tiempos, los piropos y las críticas sigue funcionando por un interés político y empresarial, de medios de comunicación y de extremo cuidado en la red, se ha convertido en una costumbre global que desliga, sobre todo a los zaragocistas, de los dogmas oficiales propuestos en las empresas de comunicación públicas y privadas y una falta de credibilidad que separa cada vez más al aficionado blanquillo de lo que se pretende hacer ver y escuchar en este tipo de encuentros.
El Real Zaragoza fue muy superior el sábado al Huesca, cerró bien la portería, mantuvo el ritmo de manera regular y marcó tres goles ante una afición que disfrutó por el fútbol desarrollado y los tres puntos conseguidos.