Señoras y señores, queridos amigos, buena gente. El joven Iván Azón, maduro en su experiencia futbolística, objeto de la campaña de renovación del Real Zaragoza y dueño por méritos propios del dorsal número nueve, ha sido el protagonista del día al ofrecer una rueda de prensa ante los medios de comunicación.
Iván es una persona sencilla, con ilusión, siempre con una sonrisa en los labios y que sabe expresarse con el corazón al mismo tiempo que es discreto en sus manifestaciones.
La única duda que tengo en cuanto a la elevación en el rango del futbolista aragonés por parte del club, es la sospecha que no habrá un delantero centro de referencia. O por el problema de las fichas en una plantilla de donde va a ser difícil eliminar algunos elementos, o por la carestía de quien llegase con la corona de goleador.
En este caso entendería el vuelco de la comunicación del Real Zaragoza en apostar por el canterano, aprovechando el tsunami de Iván Azón. Pero esto tiene un riesgo; creo que es importante que todos los equipos tengan por lo menos un segundo hombre gol. La Liga es muy larga, puede haber lesiones, sanciones o momentos bajos en cuanto al rendimiento de un futbolista en concreto. Y necesita la competitividad en el mejor sentido posible.
Espero que este empoderamiento de Iván no solamente parta de la afición y de la propia ilusión y compromiso del futbolista, sino que no se utilice para una campaña subliminal de cara a desviar el interés del fichaje de un punta de referencia. Azón crecería con un veterano a su lado, se fortalecería y no sería la diana de los dardos envenenados si, por alguna circunstancia, el gol no llegase.
Por eso me alegro por la ilusión de Iván pero me preocupa si existe un segundo interés en subirle a la peana pontifical antes de empezar la temporada.