Señoras y señores, queridos amigos, buena gente.
Ayer, en Minuto 32, Almudena Sopeña comentaba con pesar e indignación que el Real Zaragoza había decidido que los aficionados no abonados que comprasen las entradas sobrantes para el partido en el Molinón, deberían retirar también la del lunes por la noche frente a la Ponferradina la jornada siguiente. Una actitud por parte del club que parece muy poco sensible a los seguidores blanquillos y seguramente favorecerá que, o no terminen de venderse, o el enfado se enquiste en una parte del zaragocismo.
También conocimos ayer, lo ofrecieron de manera simultánea los medios de comunicación locales, que Igbekeme fue renovado por Torrecilla hasta el 30 de junio de 2024 aunque no se considera la posibilidad que juegue en el Real Zaragoza. Y Alfonso Hernández insistió en el podcast que dos de sus fuentes más firmes le habían asegurado que Pape Gueye debería ser fichado tanto, si subía el equipo a Primera División, como si se mantenía en la Liga SmartBank.
Todo esto después de una victoria «in extremis» en el estadio de la Cerámica frente al filial del Villarreal que borró del mapa en la primera parte a los blanquillos. Afortunadamente la salida entre otros de Iván Azón y Puche favoreció una remontada necesaria para evitar caer en las últimas posiciones de la tabla.
La sensación es que los gerentes de la entidad cuidan solamente las inversiones de sus empresas, consejeros y accionistas además de favorecer la llamada «sinergia» que solamente ha dado como positivo el caso de Giuliano Simeone, cuya actitud en el terreno de juego y sus goles han sido determinantes para seguir a siete puntos del sexto en la tabla pasada ya la primera vuelta.
Tendremos que seguir trabajando en el «expediente Chipirón» para saber quién es realmente el dueño del Real Zaragoza y cuáles son las conexiones de Forcén con el grupo inversor de alto riesgo y el resto de familias locales que están fuera pero que se mantienen dentro.
Y del grupo de agentes, representantes y necesidades del resto de los clubes que participan en el negocio. De momento, silencio, oscuridad y distanciamiento de una afición que no cuenta para el poder.