Señoras y señores, queridos amigos, buena gente.
No esperaba mucho de la comparecencia de Raúl Sanllehí y de Montes Torrecilla esta mañana después de la derrota del Real Zaragoza en la Romareda.
Oficialmente era para repasar el mercado de verano, valorar las salidas y las entradas, saber si se iba a echar mano del mercado del paro y qué pasaba con Cuartero.
El director general del Real Zaragoza es una persona inteligente, trabajada y con experiencia; astuta. Jamás hablará mal de nadie ni las sugerencias que presente serán tomadas como órdenes. El director deportivo sabe que es un encargado para cumplir lo que le indique Sanllehí a quien le gusta ir acompañado a los sitios.
Si las cosas van mal, si no se consiguen victorias, abandonarán el club tanto el director deportivo como el entrenador. Eso ha pasado siempre y seguirá ocurriendo en el mundo del fútbol.
Es cierto que desde ayer se cambió en cuanto a la información dejando de ser un espacio de relaciones públicas y comercial la web para aportar algo más de la recuperación de Iván Azón y cómo lo están tratando.
Y hoy la rueda de prensa ha sido larga y abierta, incluida la pregunta de Cuartero. Es evidente que ni él ni nadie en su lugar pondría a una persona cuestionada desde hace años a caer de un burro. Y ha quedado claro que ha sido un asesor, la persona que le ha contado todo el barro desde Agapito a la Fundación y que busca una salida discreta y que le permita encontrar su futuro.
El cambio está en marcha, ha faltado cierta autocrítica a la hora de valorar la confección del equipo y sabemos que el director general es capaz de poner firmes a Torrecilla, Cuartero y a cualquier empleado del club.
Ahora habrá que valorar la crítica de Carcedo en cuanto a los extremos expresada en rueda de prensa y cómo hará el técnico para devolverle la confianza a la afición.
Solamente los marcadores favorables lo consiguen.