Señoras y señores, queridos amigos, buena gente.
Nos acercamos al Mundial de Catar con una selección donde algunos desconocemos las caras de muchos de sus jugadores y que se celebra en un país donde la riqueza y el progreso parece tener la necesidad de ocultar un oscuro sistema de sociedad donde la injusticia y la falta de libertades se ve compensada con grandes contratos, acceso a la fortuna y un escenario de cuento oriental. Seguramente las sospechas de corrupción, blanqueo de dinero y demás cebos exquisitos para sociedades de todo el mundo, terminarán haciéndose realidad aunque se tarden años en descubrirlas.
Mientras tanto crece la sensación de que dentro del Real Zaragoza, además del consejero Forcén, se encuentran vinculados como agentes del negocio buena parte de los que estaban antes. Y que solamente ha cambiado la entrada de inversores y la consecución del acuerdo para la reconstrucción de la Romareda con fines deportivos y de negocio en las entrañas del estadio.
Silencio, oscurantismo, falta de liderazgo, desprecio a la afición y control en los medios de comunicación vinculados a los grupos que constituyen esta empresa con tantos intereses y tan bien arropados por, curiosamente, políticos de la derecha y de la izquierda.
Ahora consiste en que empiecen a pensar en el fútbol, en ganar partidos, en contratar a gente que sepa lo que es jugar al balompié y lo haga bien. Que marquen goles, que ganen partidos y que no estén siempre con las manos unidas pidiendo perdón cabizbajos, al público de la Romareda y sintiendo vergüenza.
Escribá sabe lo que tiene entre manos y está relacionado con el entorno de quienes dirigen el proyecto. Yo, lo único que pido es que se dejen las entrañas en el campo y ganen el sábado.