Señoras y señores, queridos amigos, buena gente.
Una vez que los ecos de la victoria del sábado han cesado por la propia dinámica de la competición, las miradas se vuelcan hacia el joven zaguero uruguayo cedido por el Atlético de Madrid. Se preguntan muchos seguidores zaragocistas si Francés será el cuarto central o si por las condiciones físicas Jair se jugará el puesto con el recién llegado. No lo sé, le dejo con toda la confianza del mundo el bendito problema a Fran Escribá que será capaz de darle cabida a los cuatro centrales blanquillos. Porque se necesita que en cada zona del campo exista una sana pero intensa competencia durante toda la temporada.
Suele ser normal en agosto que se tomen alimentos que no estén en buenas condiciones o que el cambio de la calle a un local refrigerado provoque algunas incomodidades. En el caso de Enrich se ha solucionado pero es ahora Valera quien tiene los intestinos sueltos. Cosas que pasan y que no dejan de ser una simple anécdota.
El encuentro del viernes es más complicado que el disputado en el coliseo zaragozano; porque quizás el estímulo de la primera vez en casa y la confianza en el desarrollo del partido pueden hacer bajar la guardia. Y más ante el equipo de Pucela, con serios problemas previos al comienzo de la competición pero que demostró en Valladolid que puede marcar y ganar los partidos. Pero una victoria significaría abrir una lata de ilusión y confianza muy interesante, además de sumar seis puntos.
Y mientras escribo estas lineas disfruto con los minutos finales del partido España – Suecia que terminan con la victoria del equipo nacional por dos goles a uno en una semifinal épica y emocionante. Mi cariño y reconocimiento a la selección y en especial a Salma, que ha trabajado como muy pocas deportistas para llegar, decidir, superar una grave lesión y marcar dos goles consecutivos en un Mundial.