Las comparecencias de Montes Torrecilla son tan escasamente sustanciosas que merece muy poco la pena su valoración. De hecho asegura en que se puede estar en “la pomada” pese al pobre mercado de invierno y la situación del equipo en la tabla, al borde del abismo.
Insiste en que existe una plantilla para competir y que todo se está haciendo bien, lo que supone una interrogante impresa en la espalda para el entrenador y para la plantilla.
Torrecilla es un encajador nato y no pierde la sonrisa. Conoce su situación en el club, ha conseguido meter a su hermano y un amigo para ampliar su departamento y él no tendrá problemas hasta el 30 de junio.
Obedece a su director general con pleitesía y no le crea situaciones incómodas al poder desapareciendo después de sus declaraciones y sin fomentar polémicas que no llevan a ningún sitio para los intereses del staff del club.
De esta forma apenas se pregunta en la rueda de prensa, pasan de puntillas sus manifestaciones y la afición mira para otro lado en busca de las iniciativas “mariachi” del sábado y a ver si se gana de una vez en la Romareda.
Tres puntos darían tranquilidad al público y otro empate o una derrota servirían para que se abriese la caja de galletas contra Juan Ignacio Martínez, que también tiene asumida su marcha cuando toque.
Mientras tanto pasan las horas sin más comunicados oficiales del club y a la espera de si inventan algo para desviar la atención de cara a la manifestación con sonido mexicano en la Romareda.