Señoras y señores, queridos amigos, buena gente.
Otro lunes separado por el domingo para reflexiona y extraer escasas conclusiones del encuentro en la Romareda. Si nos fiamos de los números, el Real Zaragoza disparó en veintitrés ocasiones, dos al poste, nueve a puerta y marcó un gol en el minuto 88 de partido. El Málaga jugó con un futbolista menos por expulsión desde el minuto 15, lanzó cinco tiros contra la portería de Ratón, tres a puerta y un gol. Los malagueños eran colistas con un solo diez puntos y tenían cuatro ausencias notables; Escribá, dos.
Es decir, se dispara mucho a puerta pero con el punto de mira desviado y se sufren escasos lanzamientos entre los tres palos pero se encajan demasiados goles que pasan factura en el resultado final.
¿Qué fue mejor el equipo aragonés? ¿Qué mereció ganar el partido? Sin duda alguna pero en el fútbol el gol es el protagonista y el que no lo tiene no gana.
¿Y ahora, qué? Supongo que a esperar el mercado de invierno que comenzará en enero, traer a un director deportivo de la cuerda, posiblemente con un par de futbolistas bajo el brazo y esperar a terminar la temporada fuera de las posiciones que vinculan al descenso.
Como es lógico, ninguna reacción en la web oficial del club. Que mañana vuelven a los entrenamientos, la victoria del Deportivo Aragón y las declaraciones en rueda de prensa de Giuliano y Escribá.
Mientras tanto, en la Romareda, menos gente de la habitual y silbidos de parte del público cuando terminó el partido. Y hoy, pocas ganas de hablar del encuentro ante el Málaga entre los aficionados.