Señoras y señores, queridos amigos, buena gente.
Es un buen día para disfrutar después de la remontada de ayer en el estadio de la Cerámica. Fue ante un filial después de una pésima primera parte pero con una capacidad de reacción que favorece el espíritu de un club que parece ir en solitario.
La presencia de setecientos seguidores en las gradas, su ánimo y la exigencia después de llegar al descanso con dos goles a cero, tocó el alma y la fibra de los jugadores.
Supongo que Escribá dispondrá una hoja de ruta y habría tenido que aguantar con Pape Gueye, futbolista que trajo Torrecilla con la aprobación de Raúl Sanllehí. Pero la paciencia ha colmado el vaso y está claro quién debe ser el delantero de referencia, un Iván Azón que siente los colores y que supera cualquier adversidad.
También que estamos teniendo la fortuna de compartir estos años con un futbolista singular dentro y fuera del terreno de juego; se trata de Cristian Álvarez que en su prolongación profesional se ha crecido hasta convertirse en uno de los clásicos del Real Zaragoza por sus actuaciones y su manera de ser con la afición blanquilla.
No sé cómo se llevarán Sanllehí, Cordero y Escribá y lo que pueda traer el murciano en unos días para completar por las bandas y en el eje del ataque la plantilla. Antes deberá solucionar el problema de los que sobran, que son demasiados, y algunos muy caros.
Es el momento clave de la temporada, donde se puede rendir incluso por encima de tus posibilidades. Escribá conoce su grupo de futbolistas de confianza, está avalado por la afición y necesita revulsivos como el de ayer para potenciar la moral de sus hombres.
Mientras tanto seguiremos conociendo en Minuto 32 quién manda en el club, las relaciones entre las familias locales, consejeros, bufetes de abogados, propietarios de medios de comunicación e inversores de alto riesgo.