Señoras y señores, queridos amigos, buena gente.
Da la impresión que Raúl Sanllehí se desprenderá de su segundo escudo con la salida de Miguel Torrecilla. Su labor al frente de la dirección deportiva ha sido lamentable y, como ya he dicho en más de una ocasión, era un elemento prescindible cuando fueran las cosas mal.
Consiste en ir mareando la perdiz, como ocurrió con la salida de Cuartero, primer escudo, que fue menos comentada de lo que se creía porque la afición está más pendiente del presente que del pasado. Ahora todas las filtraciones, rumores y apuestas van por el cese del grupo Montes Torrecilla que se irá con una cuantía económica interesante para marcharse a otro lado.
Carcedo ha comparecido ante los medios, otra vez, esta mañana. Ha seguido en su discurso de la normalidad, de ofrecer poca información pero se le ha notado algo más cercano y menos cerrado que en ocasiones anteriores. Y asume que la vida de los entrenadores es complicada e inquieta con lo cual no le presiona negativamente el ambiente de la Romareda.
En lo deportivo parece que la vuelta de Bermejo es complicada por precaución, que Jair puede entrar en cualquier momento y que asume Carcedo utilizar independientemente el 5-3-2 con el 4-4-2.
Advirtió que el adversario es complicado y más en su estadio y que el equipo está convencido de competir en Mendizorroza pese a la plantilla y el arranque inicial esperado del conjunto vitoriano.
Estaremos a la expectativa de lo que suceda mañana para ir traduciendo el extraño lenguaje de Sanllehí, más por sus acciones que por sus palabras. Esta tarde desde las siete volveremos con Minuto 32 en la víspera de muchas cosas.