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Señoras y señores, queridos amigos, buena gente.

Esta tarde el Real Zaragoza regresa a la Romareda con la ilusión y la obligación de ganar el partido. Y no es sencillo porque el conjunto del que es propietario Gerard Piqué desarrolla un fútbol intenso, con calidad y sin más presiones que las de mantener al club en Segunda División. Es decir que tiene mucho que ganar y nada que perder.

Supongo que el propio técnico, aunque sea poco expresivo en sus apariciones antes y después de los partidos, tendrá ese punto de emoción que permitirá, en caso de victoria, una satisfacción después de la presión a la que ha sido sometido sin más ayuda que la de sus jugadores. Eso se ha visto reflejado en el terreno de juego con los goles conseguidos.

Es lógico pensar que después de la victoria en Tenerife los jugadores estarán mucho más seguros de sí mismos pero la Romareda infunde un respeto especial, sobre todo si no llevas mucho tiempo jugando en ella.

Por eso me preocupa que salgan con ciertas dudas al principio y que pudiera aprovecharlo el Andorra para tomar la iniciativa. De ahí que el apoyo en los minutos previos al partido y al arranque del mismo sea fundamental para calmar esas sensaciones y sacar lo que ellos llevan dentro. Está claro que el deseo de la afición es la victoria del equipo y lo sabemos quienes conocemos el coliseo zaragocista, insuflado por el zaragocismo de toda la vida.

Pasará lo que tenga que pasar; no sé ni quienes van a jugar, ni como ha planteado el partido Carcedo, ni si el arbitraje o la mala fortuna nos acompañará esta tarde. Yo solo deseo que se gane, que los blanquillos estén satisfechos y que eso sirva para relanzar al equipo. Feliz día de Todos los Santos y hasta las siete de la tarde que volveremos en Minuto 32.

Ortiz Remacha

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