Señoras y señores, queridos amigos, buena gente.
Antes de acudir al Principado de Andorra para disfrutar de su especiales características como país, comprar más barato y disfrutar de sus paisajes, recuerdo el éxito de cuando éramos pequeños de conseguir sintonizar su emisora en las radios de válvulas aprovechando la noche. «Aquí Radio Andorra», solía decir una voz femenina que habría un informativo donde se expresaban noticias que no escuchábamos en España. Su fulgor lo tuvo durante la Segunda Guerra Mundial donde se erigió en una emisora independiente de Alemania y de Francia; ahora se pueden escuchar los 40 principales y cualquier cadena de uno y otro lado de sus fronteras así como la producción propia, muy cercana a Cataluña.
Fui por primera vez a Andorra de chaval, en esas magníficas excursiones que se planteaban en los años setenta para comprar sin impuestos café, alcohol, aceite, mantequilla o chocolate. Siempre era emocionante el paso de la frontera con el registro de los coches, furgonetas o camiones para ver si excedías de la cantidad de producto permitida.
También, años después, disfruté en una concentración del Real Zaragoza en unas instalaciones deportivas cuando era común el desplazamiento de algunos medios a esta etapa previa a la Liga que terminaba con los famosos torneos veraniegos tan esperados por televisión, como el Carranza, el Colombino o el Teresa Herrera.
Ahora el Real Zaragoza acude al estadio de un club acostumbrado a jugar en Segunda B y en Tercera División española, con el aliciente de que su dueño es Gerard Piqué, exjugador del Real Zaragoza, y que juega Marc Aguado, un futbolista que destaca por su calidad y proyección, propiedad del equipo aragonés e hijo de Xavi Aguado.
En la Romareda nos dieron un baño; ahora toca, incluso sin ser necesario mojarse, sumar los tres puntos.