Señoras y señores, queridos amigos, buena gente.
Van a permitirme no comentar en estos dos minutos nada más del auténtico tsunami que representa Rubiales y su explosión en los medios de comunicación, gobierno, oposición y demás lugares donde es necesario que se produzcan estos escándalos para dejar de hablar del fracaso de un país que puede volver a celebrar unas elecciones por la falta de responsabilidad y exceso de soberbia de los políticos.
A las siete de esta tarde el Real Zaragoza disputa su tercer encuentro de la temporada, primero lejos de la Romareda, y ante un club que ofrece las mismas cifras que los blanquillos. Me han parecido sensatas y prudentes las declaraciones de Fran Escribá que conoce su responsabilidad con la plantilla que le ha construído Juan Carlos Cordero. El técnico valenciano declaraba que «le doy la misma importancia a este partido que a los anteriores y al que se dispute dentro de diez jornadas. Debemos salir a ganar. Sabemos lo que es la categoría. El año pasado conseguimos puntos contra equipos que se jugaban el ascenso. Empezar fuera con victoria estaría muy bien».
Me da la sensación que van a estar seis o siete clubes desde el principio en la lucha por el ascenso y estamos al comienzo de la competición, todavía en el mes de agosto y sin haberse cerrado el mercado de verano. Que haya afirmado Escribá que siempre va a jugar con dos delanteros es también positivo porque asume que tiene la obligación de ganar todos y cada uno de los partidos que dispute.
Ni conozco el once titular ni tampoco me importa demasiado ya que me inspiran confianza todos y cada uno de los jugadores que han conformado la convocatoria para el desplazamiento a Tenerife. Otra cosa es que se gane, se empate o se pierda el encuentro. El equipo local puede ser mejor, algún error puntual puede significar la derrota, de la misma forma que una lesión o la actuación arbitral.
Pase lo que pase esta tarde en el Heliodoro Rodríguez López habrá que seguir caminando con absoluta confianza en una Liga larga, traidora, injusta muchas veces y que está mejor que nunca para conseguir dejar de una vez la Segunda División y pensar en un futuro que signifique el regreso al paraíso perdido.