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Señoras y señores, queridos amigos, buena gente.

Este año se nos escapa como la arena de una playa cuando abrimos las manos y se desliza hasta el suelo. La post pandemia nos ha dejado un mundo todavía más injusto y cruel donde persiste el virus pero ya no se habla de él. Estamos olvidando de manera involuntaria los años de enfermedad para que nuestra mente no se vea afectada, no solamente por el dolor que produjo, sino por la utilización que algunos hicieron de ella. Comisiones, la muerte de miles de personas sin nadie a su lado y sanitarios dando su vida para nada; porque hemos ido a peor en el tratamiento a personas mayores, enfermos, salud mental y falta de gestión para mejorarla.

Y para colmo, una segunda guerra que ya no nos afecta excepto para manifestaciones interesadas. Somos más que en los albores de la humanidad y mucho peores. Políticos mentirosos, orgullosos, sin formación, palmeros de su pastor y que le dejarán en la estacada cuando no sean rentables para ellos.

Gente más pobre, menos trabajo, pagas para depender del estado, aumento de los delitos de género, criminalidad, guetos y polarización extremista.

Ya no es referencia ni el Papa, se distribuyen peores drogas, los jóvenes son menos inteligentes porque no aprenden y pasan de curso con suspensos. No se tienen niños porque ambos cónyuges deben trabajar para sobrevivir y es muy caro asumir una infancia, una adolescencia y la supuesta independencia fuera de casa de los padres.

Se persigue a quienes hablan español en Cataluña y se multa sus comercios, reescribiendo la historia y fomentando el odio desde la infancia con argumentos falsos dictados por traidores que ahora serán amnistiados. Y ya veremos lo que pasa con Bildu, el País Vasco y Navarra.

Alguno dirá: «por Dios, y del Zaragoza qué nos dices?». Pues que la situación deportiva continúa sin poder emprender el vuelo por los mismos que vendieron la propiedad, desean un blanqueamiento y pretenden sacar tajada de los inversores.

Estamos sometidos por cadenas que nos amarran los tobillos, las muñecas, la cintura y el cuello. Por gente que también es sujeta por cadenas, que a su vez les controlan desde más arriba.

Se nos marcha 2023, hasta nunca. Y que jamás te echemos de menos porque todo es susceptible de empeorar.

Ortiz Remacha

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