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Señoras y señores, queridos amigos, buena gente.

He dejado pasar toda la mañana por si se producía alguna noticia dentro de este goteo amable de fichajes que se han producido la semana pasada y que deja a la afición ilusionada y superando los veintitrés mil abonados a un mes de comenzar la competición de Liga.

Si a esto añadimos las declaraciones de Zapater al llegar a Canadá donde reafirma su incuestionable zaragocismo y debuta en el primer partido con el Atlético Otawa con victoria por dos goles a cero, la situación parece mucho más agradable que hace solamente un año con la llegada de Carcedo y esa amistad que parecía intensa e inagotable de Torrecilla con Sanllehí.

Puertas abiertas en la Romareda con la llegada de los cuatro fichajes, el sábado otra vez la posibilidad de volver al coliseo zaragozano para ver a la plantilla sobre el terreno de juego, casi la completa seguridad de que dos futbolistas seguidos por Cordero llegarán antes de la concentración en el Pinatar, le dan un clima de tranquilidad a la mayoría de los seguidores blanquillos.

El sábado estuve en Torrijo de la Cañada con César Laínez y Andrés Ramírez disfrutando durante una hora y media de los peñistas del municipio de la Comarca de Calatayud y asistentes a la charla, contando anécdotas del Real Zaragoza desde los años sesenta y de «accidentes» divertidos tanto en el terreno de juego como ante el ordenador y los micrófonos.

Existía una ilusión latente que no terminaba de estallar por el sufrimiento de estos últimos diez años en Segunda División y como para no tentar a la suerte pero se veía una emoción incontenible. Eso sí, cuando llegabas al asunto Romareda, que no lo tratamos en la charla, sino antes de comenzarla con algunos miembros de la peña, el bajón era tremendo.

«No podemos elegir los tiempos que nos toca vivir, lo único que podemos hacer es decidir qué hacer con el tiempo que se nos ha dado.» Legendaria frase de Gandalf, en «El Señor de los Anillos» que se puede aplicar al zaragocismo. Tenemos que saber actuar con certeza y contundencia ante situaciones que pueden provocar que se venga abajo una de las últimas oportunidades para crear una historia mejor y diferente. La afición es el arma más contundente de un club que está obligado a escucharla.

Ortiz Remacha

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