Señoras y señores, queridos amigos, buena gente.
Me da la impresión que Fran Escribá intenta que prevalezca antes su criterio que su continuidad en el Real Zaragoza. Y tiene todo el derecho porque él es el entrenador y quien decide la forma de jugar y las alineaciones. También el club tiene la libertad de cesarlo si las derrotas continúan y la caía del equipo sigue como en las últimas jornadas.
Querámoslo o no, antes de Navidad el equipo debe tener un punto de inflexión hacia la normalización de su juego y su presencia entre los seis primeros de la tabla, un impasse gracias al empate o el fin de un ciclo si se pierde en el Plantío.
Por mi experiencia creo que el vestuario no está enchufado con el entrenador. La temporada pasada consistía en conseguir la permanencia con una plantilla de inferior calidad pero en esta ocasión los nuevos futbolistas que han llegado apenas han tenido influencia para ser fundamentales en la alineación.
Se siguen sin marcar goles, no jugamos con extremos, Marc Aguado entra y sale de la formación titular y Maikel Mesa no siente el amparo del técnico pese a su talento y capacidad de conseguir goles en este primer cuarto de la liga.
También parte de la afición se ha cansado después de tres derrotas consecutivas en la Romareda y los menos intensos se marchan antes de terminar los partidos y bajan el listón a la hora de animar a los jugadores. Cada seguidor es libre de hacer lo que estime conveniente y el fútbol se trata de un espectáculo que se paga por presenciarlo.
El plantío es una estación clave para la continuidad del viaje. Ojalá los tres puntos vengan a Zaragoza pero también con la convicción de un cambio imprescindible.